El conocimiento es la fuente de experiencias, lecciones, enseñanzas probadas o no probadas que se almacenan en la memoria humana. La mayor característica del conocimiento es que actúa como una fuente de energía que lleva a la humanidad hacia el futuro, permitiéndonos diseñar nuestro futuro basándonos en el conocimiento del pasado. Si la información almacenada en la memoria es falsa o manipulada, el futuro que diseñes también será falso y manipulado, reflejando cómo otros quieren que seas percibido. Debemos escapar del fenómeno de la contaminación informativa, también conocida como desinformación, y diseñar nuestro futuro en consecuencia. Es esencial transmitir la información correcta a las generaciones futuras bajo cualquier circunstancia.
El tema de nuestro debate, la Economía del Conocimiento, revelará cómo nuestra nación y sociedad son percibidas a nivel global en función del trabajo que hacemos con información precisa. Si la percepción es de una economía fuerte y un buen gobierno social, se considerará que la fuente de la información es correcta. Si la percepción es negativa, tanto en términos económicos como sociales, se supone que la información es incorrecta o manipulada, lo que indica un problema en la interpretación de la información.
Uno de los problemas más importantes en esta era y en el pasado es la abrumadora cantidad de información que bombardea a los individuos. El propósito con el que se inculca la información a los individuos y a la sociedad ha cobrado gran importancia. Es ampliamente conocido que muchas informaciones, antes aceptadas como verdaderas, más tarde se han demostrado falsas o manipuladas.
Todas nuestras observaciones y suposiciones sobre los eventos naturales y sociales, tanto internos como externos a nosotros, forman la base del conocimiento. Si hablamos de desarrollo, es evidente que también estamos hablando de cambio. Por lo tanto, sin comprender el concepto de cambio, es imposible decir mucho sobre el conocimiento y su economía. Durante los tiempos de cambio, se cruzan fronteras. La sociedad se reorganiza a sí misma; su cosmovisión, sus valores fundamentales, su estructura social y política, su arte, y sus instituciones clave evolucionan.
Esto nos muestra que la gente de nuestra era ha comenzado a avanzar hacia nuevos niveles históricos, políticos y culturales de desarrollo, y continuará haciéndolo cada pocas décadas o siglos. Los países en desarrollo deben iniciar una transición hacia una sociedad del conocimiento modificando sus estrategias de desarrollo. En lugar de estrategias de industrialización basadas en la adopción de tecnologías obsoletas desechadas por los países desarrollados, deben cambiar hacia estrategias innovadoras que revitalicen el dinamismo de la sociedad del conocimiento y las tecnologías del conocimiento, y desarrollar políticas para lograrlo.
Si esto se hace, es posible que dentro de los próximos diez o veinte años ocurran milagros económicos sorprendentes. Incluso los países subdesarrollados (o, como creo, dejados atrás) como los de África, y las naciones pobres y subdesarrolladas del tercer mundo, podrían transformarse rápidamente, convirtiéndose en potencias económicas en rápido crecimiento en un abrir y cerrar de ojos.
Es probable que estemos viviendo las últimas etapas de una transformación de este tipo en este momento. Las transformaciones anteriores estaban inevitablemente vinculadas a Occidente y a la historia occidental, dado nuestro involucramiento con Occidente por diversas razones. Cambios similares han ocurrido cada dos siglos desde el siglo XIII, emergiendo como nuevas transformaciones cada vez.
No podemos predecir cómo será el futuro, pero sabemos que el centro de la civilización y el desarrollo, que una vez perteneció a Oriente, se desplazó hacia Occidente con el tiempo. Por lo tanto, está claro que Occidente no puede ser completamente excluido de los desarrollos futuros. De hecho, debemos reconocer esto, ya que la civilización material y el conocimiento del futuro se basan en fundamentos occidentales. La ciencia, las herramientas, la tecnología, la producción, la economía, el dinero, las finanzas y la banca son todos desarrollos occidentales.
A menos que comprendamos y aceptemos completamente las ideas y tradiciones occidentales, o a menos que creemos algo nuevo en las áreas que mencioné, ninguno de estos conceptos funcionará eficazmente. Esto demuestra que las personas de nuestro tiempo están avanzando hacia nuevos niveles de desarrollo histórico, político y cultural, y continuarán haciéndolo cada pocas décadas o siglos. La Sociedad del Conocimiento llevará a la humanidad a puntos desconocidos o impredecibles, como la Sociedad Digital y, posteriormente, la Sociedad Creativa.
El mundo y Turquía están experimentando rápidamente la Sociedad Digital y la tecnología digital, pero no se puede decir lo mismo de la Sociedad Creativa y la tecnología. Esto se debe a que hay relativamente pocos individuos, instituciones o gobiernos que crean algo nuevo, ya sea un producto o una idea. Como resultado, aquellos que sí crean dicha tecnología están diseñando el mundo y sus sociedades. Esto nos muestra que solo aquellos que imaginan, que pueden leer, entender y comprender bien el futuro —los futuristas— siempre estarán un paso adelante.